jueves, 11 de octubre de 2012

Mapas de américa y del mundo... 
 La Selva Amazónica...


Fordlandia: La Utopía de Henry Ford

A inicios del siglo pasado, la producción de caucho estaba monopolizada por los ingleses y holandeses, que aprovechando la escasez de éste en América, lo distribuían al precio que querían. El magnate de los automóviles, Henry Ford, necesitaba millones de neumáticos para sus coches, por lo que él era el más perjudicado por los arbitrarios precios de los distribuidores de caucho. Harto de pagar sobreprecios, Ford decidió empezar a producirlo, y para esto se le ocurrió una faraónica idea: crearía en América la mayor planta de producción de caucho del planeta.

Puso su proyecto en marcha y en 1929 contrató a un brasileño de apellido Villares, nativo del Amazonas, quien se encargaría de estudiar el lugar más apropiado para establecer la fábrica. Brasil parecía ser la opción ideal, tomando en cuenta que ya se producía incipientemente caucho en la selva amazónica, y las cosechas podrían ser enviadas a las fábricas de neumáticos en los Estados Unidos por el Atlántico.


Siguiendo los consejos de Villares, Henry Ford compró 25.000 km² de terreno en medio de la selva brasileña, a orillas del río Amazonas. Desde los Estados Unidos salió una flota de barcos llevando maquinaria pesada para la remoción de tierras, tractores, excavadoras, casas prefabricadas y todo lo necesario para armar una fábrica de hielo y hasta una locomotora con sus respectivas rieles. Cientos de trabajadores arrasaron en poco tiempo la vegetación y comenzaron a construir Fordlandia en el corazón de la selva.


La idea de Ford era convertir a su nuevo proyecto en unos EE. UU. en miniatura, por lo que este pequeño oasis también contaría con su respectivo campo de golf, iglesia, planta de energía eléctrica, un moderno hospital, una biblioteca, un hotel, y el diseño sería cuidadosamente trabajado con unas bonitas casas de madera tipo americano con sus respectivos jardines y con sus calles y aceras bien delineadas.

En poco tiempo su utopía se hizo realidad, la pequeña ciudadela se fue poblando y de a poco llegaron a instalarse todo tipo de negocios complementarios como sastrerías, tiendas y panaderías. Se había erigido una próspera comunidad y en sus calles perfectamente pavimentadas podían verse circulando algunos autos modelo Ford-T.
Henry Ford no quiso contratar botánicos especialistas para sembrar el caucho en sus nuevas plantaciones, únicamente decidió confiar en la capacidad de los ingenieros de su empresa, quienes al no tener un conocimiento profundo del tema, hicieron lo que les pareció correcto y sembraron aproximadamente 500 árboles por km², cuando lo ideal era sembrar solo 20 unidades en esa cantidad de terreno. 

En diciembre de 1930, tras un año de haber trabajado en horarios incómodos, soportando un desagradable “estilo de vida saludable” y hartos de varias indigestiones debido a esa extraña comida, se produjo un violento levantamiento de trabajadores en el comedor, donde empezaron a hacer bulla con las tazas y cubiertos, siguiendo con la destrucción de la vajilla. Los administradores norteamericanos estaban tan asustados que llegaron a refugiarse en los bosques, ya que algunos fueron perseguidos por trabajadores armados con machetes.


En 1933 Henry Ford recién se animó a contratar a un experto botánico, quien luego de evaluar la situación, convenció al magnate de que el terreno no cumplía con las condiciones para que se dé una buena cosecha. La humedad y el terreno montañoso habían sido terribles para las plantas, pero excelente para las plagas. Además había un pequeño gran detalle del cual nadie se había percatado, el dueño anterior de esas tierras había sido el Sr. Villares, el mismo al que Henry Ford había contratado para elegir el sitio de la plantación, quien le pintó grandes expectativas del sitio, con tal de deshacerse de ese terreno inútil.


El obstinado Ford no se amilanó y compró en otro sitio de la selva tierras más planas y menos húmedas, que fueron mucho más adecuadas para sus plantaciones de caucho y hasta importó algunas especies asiáticas de dicho árbol. A este nuevo sitio lo llamó Belterra, y aunque el proyecto volvía a empezar desde cero, parecía más prometedor que el anterior. El proceso fue lento, y la plantación se demoró 10 años en dar sus primeros frutos, produjo 750 t de látex en 1942, mucho menos que las expectativas iniciales que eran de 38.000 t.

Después de todo lo que se había invertido, y ahora que por primera vez sus tierras empezaban a producir, los científicos acababan de desarrollar el caucho sintético y a un valor mucho más bajo que el vegetal. Esta fue la razón para que en 1945, Henry Ford se retire del negocio del caucho, habiendo perdido más de US$ 20 millones de dólares. 


Imágenes de Fordlandia.


 Muelle de Fordlandia.  Casa tipo Americana en medio de la Selva. Zona Residencial en la Selva.


   Vídeos de Forlandia

 Parte 1  Parte 2


  




miércoles, 10 de octubre de 2012

Manaos

El primer europeo que exploró la zona donde hoy surge la ciudad de Manaus fue Francisco de Orellana en su mítico viaje de 1542.
La zona estaba habitada por indígenas Manaos, Barés, Banibas y Passés, los cuales vivían en armonía con la naturaleza en un ambiente completamente incontaminado. La zona quedó abandonada por completo a su suerte durante casi un siglo, hasta que el portugués Pedro de Teixeira volvió a explorarla, al mando de una expedición que se dirigía a Quito.
Una de las primeras expediciones en la zona donde hoy surge Manaus estuvo dirigida por el capitán Bento Miguel Parente, quien partió de San Luis en 1657 al mando de un grupo pequeño de hombres armados y acompañado por los dos religiosos Francisco Veloso y Manuel Pires.
En 1668, el capitán Pedro da Costa Favela, al regreso de una expedición en la confluencia entre el Río Amazonas y el Río Negro, informó al gobernador Antônio Albuquerque Coelho de Carvhalo sobre la necesidad de construir un fuerte en el encuentro de los dos ríos, justamente para vigilar las posibles incursiones de enemigos europeos y para controlar el flujo de indígenas en la zona.
Por consiguiente, bajo órdenes del gobernador, el capitán Francisco de Mota Falcao viajó a la confluencia de los dos grandes cursos de agua y, en 1669, erigió un fuerte de piedra y barro, llamándolo Fuerte de San José da Barra do Río Negro.
Con el pasar de los decenios, los habitantes indígenas de la zona empezaron a vivir en chozas en las cercanías del fuerte, el cual fue varias veces reestructurado.
En 1695, la población de la aldea había crecido considerablemente, tanto que los religiosos enviados por la Corona portuguesa, Carmelitas, Jesuitas, Franciscanos y Mercedarios, decidieron construir una capilla en el fuerte, a la cual se le dio el nombre de Capela de Nossa Senhora da Conceição.
Mientras tanto, no todos los indígenas aceptaban pasivamente las órdenes de los portugueses. El pueblo Manaos se opuso con fuerza a la presencia extranjera en su tierra ancestral. Ajuricaba, su jefe, intentó alearse con los holandeses, pero su intento falló. Lo aprisionaron y lo enviaron a Belem, en el Pará, pero murió en circunstancias misteriosas durante la navegación fluvial, en 1727.
El 1750 fue un año importante para el reino de Portugal. En efecto, obtuvo la propiedad definitiva de gran parte de la cuenca amazónica, que hasta esa fecha había sido formalmente administrada por España.
En 1755, los portugueses, dándose cuenta de la enorme importancia de la zona central amazónica y de la confluencia entre el Río Negro y el Río Amazonas, fundaron la Capitanía de Sao José de Río Negro, cuya sede era Barcelos, pueblo situado a aproximadamente 400 kilómetros del Fuerte de San Jose da Barra do Rio Negro.
Sin embargo, en 1791, el gobernador Manoel da Gama Lobo D’Almada transfirió la sede de la Capitanía justo al lugar que sería después llamado Manaus, dándole, de esta manera, una gran importancia al nuevo pueblo.
Después de varias vicisitudes, el llamado Lugar da Barra (Manaus), obtuvo la sede definitiva de la Capitanía de San José de Río Negro en 1807.
En aquel período, su población era de un poco más de 6000 personas.
Cada vez más importancia tenía la clase de los comerciantes, astutos aventureros que se dieron cuenta rápidamente de la enorme potencialidad económica de la selva amazónica. Exportaban café, cacao, algodón y tabaco.
Por último, los indígenas, tratados como siervos o incluso como esclavos, a los cuales les exigían trabajar arduamente en los campos y con los animales, a menudo sin retribución alguna.
En 1822, Brasil proclamó la independencia de la Corona portuguesa. El enorme territorio amazónico comenzó a dividirse en las dos provincias de Amazonas y Pará.
Entretanto, el pueblo llamado Lugar da Barra estaba creciendo considerablemente. En 1832, pasó a la categoría de “Vila”, es decir, ciudad, y fue bautizado Cidade da Barra do Rio Negro y sucesivamente Nossa Senhora da Conceição da Barra do Rio Negro.
Cuando, en 1850, se formó la provincia de Amazonas, su presidente João Batista de Figueiredo Tenreiro Aranha dio un ulterior impulso al desarrollo de la ciudad, fundando la biblioteca y el primer periódico llamado Estrela do Amazonas.
Finalmente, en 1856, en el gobierno de Herculano Ferreira Pena, la ciudad fue oficialmente bautizada Manaus, en honor a los indígenas que la habitaron.
Mientras tanto, la población de Manaus había alcanzado las 35.000 personas, volviéndose un polo de atracción para toda la cuenca del Río Amazonas.
A partir de 1879, se empezaron a explotar los árboles de caucho (hevea brasiliensis), porque se dieron cuenta de que el valor de éste en el mercado internacional estaba creciendo considerablemente. La revolución industrial elevó su precio, ya que este material servía para la producción de neumáticos y otros componentes, de los cuales la Amazonía tenía la exclusiva producción mundial.
Fue la gran oportunidad de Manaus: a la ciudad llegaron miles de trabajadores y los emprendedores lograron ganar enormes sumas de dinero vendiendo el caucho a altos precios en los mercados internacionales.
De este flujo financiero se benefició la ciudad, ya que se construyeron acueductos, alcantarillados y se instaló una red eléctrica de primera calidad. En 1890, la población era de 52.000 personas.
En 1883, el profesor Barbosa Rodríguez abrió el jardín botánico y tuvo el mérito de estudiar y catalogar numerosísimas plantas endémicas de la Amazonía.
Mientras tanto, nuevos acontecimientos estaban cambiando el rostro de Brasil: en 1884, se abolió la esclavitud y en 1889, se proclamó la república.
En 1896, se inauguró el grandioso Teatro Amazonas, que fue adornado con mármol de Carrara, muebles franceses y cristales de Murano. La primera obra representada fue la Gioconda (de Amilcare Ponchielli), el 7 de enero de 1897.
 También se construyeron el palacio de gobierno, el mercado municipal y la casa de la aduana.
Al principio del siglo XX, Manaus contaba con 73.000 habitantes. Gracias a las exportaciones de caucho, la renta media percápita de Manaus era el doble de la de las ciudades exportadoras de café. La Amazonía era responsable del 40 % de las exportaciones de todo el Brasil.
El monopolio amazónico del caucho duró poco: algunas semillas de su árbol fueron transportadas ilegalmente y algunas sociedades lograron producirlo a precios más favorables .En pocos años, las empresas de producción de caucho cerraron y muchísimos trabajadores se quedaron desempleados. Algunos de ellos abandonaron las zonas rurales donde estaban contratados, y se agruparon en la periferia de Manaus, en busca de un mejor nivel de vida. En 1920, Manaus alcanzó los 180.000 habitantes.
La economía de la ciudad colapsó y la renta promedio de sus habitantes llegó a niveles mínimos. Durante la segunda guerra mundial, la ciudad se benefició del llamado segundo ciclo del caucho, donde hasta entonces se producía caucho industrialmente, ocupados por los japoneses. Pero incluso estos años de prosperidad duraron poco.
En 1950, la población alcanzó los 279.000 habitantes.
En 1967, se creó la zona franca de Manaus, con el objetivo de estimular la industrialización y la creación de empresas. Fue un éxito progresivo, porque muchas actividades comerciales fundaron sus instalaciones en la ciudad fluvial. En 1980, la ciudad ya contaba con más de 900.000 habitantes y las inversiones no cesaban. Manaus se convirtió en una ciudad cosmopolita. Atrajo a inmigrantes árabes, japoneses y hebreos.

La fiebre del cuacho

El caucho se ha convertido en uno de los compuestos químicos más importantes para la sociedad moderna desde que Charles Goodyear descubrió la vulcanización a mediados del siglo XIX, de forma casual. Desde entonces, el amazonas sufrió una gran explotación debido a las inmensas posibilidades del compuesto, que se traducían en ingentes beneficios económicos. El “árbol de las lágrimas blancas”, del que se extraía la sustancia, fue el gran objeto del deseo hasta que se descubrió cómo producirla de forma, 30 años después. Para entonces, muchos productores habían esclavizado y agredido a las poblaciones locales por las dificultades para conseguir manos de obra barata. 
Con el nacimiento de la vulcanización, que hacía que el caucho fuera indeformable, el amazonas sufrió una profunda explotación que afectó a las poblaciones de países como Perú o Brasil, sobretodo durante la primera Guerra mundial, al caer los precios por el surgimiento de plantaciones inglesas en el sudeste asiático.
Las dificultades para encontrar mano de obra en la zona llevó a algunos productores a contradecir las palabras de Goodyear, convirtiendo en un infierno la vida de los indígenas. De esta manera, durante más de 30 años muchos de sus habitantes fueron asesinados y otros secuestrados para extraer las famosas lágrimas de los árboles del caucho como esclavos.
Por otro lado, la fiebre del caucho hizo que llegaran muchos trabajadores (siempre insuficientes), con lo que surgieron auténticas ciudades cerca de las selvas, modificando notablemente la vida en la zona y causando un gran impacto económico, social y ecológico.

Cuando el caucho se hizo infinito

En Alemania fueron conscientes de algunos de los problemas del proceso de extracción de caucho: dependían de un recurso natural, era agotable y lento de producir. De esta manera, una empresa química del país ofreció una recompensa para el que descubriera la manera de fabricar caucho sintético.
En menos de tres años, uno de los empleados, llamado Fritz Hofmann, patentó la fórmula y la revolución alcanzó un nuevo nivel, pese a ser tan solo un primer paso.
"Los indios del Amazonas descubrieron el árbol de caucho mucho antes del descubrimiento de América, lo llamaron Cahuchu o Cauchu, que significa "Madera que llora"."
Vicki Baum, El bosque que llora.
"La más notable virtud de esta goma es una maravillosa elasticidad. En esto consiste la gran diferencia entre ella y todas las demás sustancias. Puede ser estirada hasta ocho veces su longitud normal sin romperse, después de lo cual vuelve a asumir su forma original.
"Es probable que no haya otra sustancia inerte cuyas propiedades exciten en el espíritu humano, cuando es examinada por primera vez, igual proporción de curiosidad, sorpresa y admiración. ¿Quién puede examinar y meditar sobre esta propiedad de la goma elástica sin adorar la sabiduría del Creador?"
Charles Goodyear, New Haven, 1855.
…) Es bien sabido que el recolector de caucho del Amazonas trabaja, casi sin excepción en condiciones terribles de contemplar, aun para aquellos que están endurecidos. Las penurias y privaciones que se ven forzados innecesariamente a soportar son de naturaleza tan asqueante y cruel que se hace difícil expresarlo con la palabra impresa". Joseph F. Woodroffe, La industria del caucho en el Amazonas, Londres, 1915.

martes, 11 de septiembre de 2012

Vídeos de la Selva Amazónica










Imágenes de la Flora Amazónica


   Rafflecia Kerrii




 



Imágenes de Fauna Amazónica





  ciervo  (blastocerus dichotomus)
 


Deforestación de la Selva Amazónica

El talado comercial de arboles es la principal causa de la deforestaciòn Amazónica, seguida por la cría de ganado.
La Amazonía o selva Amazónica esta desapareciendon en forma alarmante.
Con un total de 2.5 millones de millas cuadradas, la Amazonia  abarca nueve países o el equivalente a 2/3 de Sudamerica, extinguiéndose a razón de 200.000 millas anuales.
La lista de factores que motiva la deforestación Amazónica:
Talado comercial:
La tala de arboles tropicales para exportación - caoba, teca, etc - asi como otros arboles utilizados en la fabricación de muebles viene seguida de otras industrias relativas al uso de madera como materia prima - aglomerado y cartón, por ejemplo.
A esta lista se añade la industria papelera, que requiere una masiva cantidad de arboles para la elaboración de pasta papelera. Para satisfacer la creciente demanda mundial esta industria requiere de la quema de extensiones cada vez mas grandes de la selva Amazónica, y replantarla con arboles cuya madera es apta para la elaboración de pasta papelera.
Cria de Ganado:
Los rancheros requieren de mas pasturas para apacentar su ganado. Se estima que para criar un buey se requieren dos acres de terreno.
La selva Amazónica cubre 1.2 billones de acres, de los cuales 200.000 resultan quemados diariamente, en la alarmante proporción de mas de un acre por segundo.
Las tierras de pastura se degradan rapidamente dado el bajo nivel de gradientes que naturalmente posee el suelo Amazónico y la sobrecria de cabezas de ganado. De esta manera, los rancheros requieren de una superficie mayor de suelo Amazónico para satisfacer sus necesidades de continuar el ciclo reproductivo.
Cultivo:
Se estima en menos del 10% la proporción de suelo Amazónico apto para cultivo tradicional. Su natural bajo nivel de gradientes motiva que la tierra se extinga luego de tres o cuatro cosechas consecutivas, asi como por la carencia de prácticas de cultivo sustentables.
Como consecuencia de ello los rancheros avanzan cada vez más en el interior de la Amazonía en búsqueda de tierras vírgenes.
El cultivo practicado en mayor escala es el de soja.
Construcción de Carreteras:
Desde la década de los 70s se han construído mas de 9.000 millas de caminos en la selva Amazónica, poniendo en peligro no solo el habitat natural de plantas y animales sino tambien la vida misma y sobrevivencia de tribus nativas.
Presas Hidroeléctricas:
Los diques o presas hidroeléctricas poseen un impacto negativo sobre la vida salvaje local, afectando a los peces migratorios tanto como la sobrevivencia del delfin rosado Amazónico, por ejemplo.
Su construcción amenaza al medio ambiente y el ciclo de reproducción de plantas y animales.
Mineria:
La fiebre de oro en Brasil comenzón en la década de los 80s, con el descubrimiento de ese metal en Sierra Pelada, atrayendo unos 250.000 mineros en búsqueda de riqueza rápida y dispuestos a vivir y trabajar en condiciones infra-humanas.
Las prácticas de la industria minera requieren liberar toneladas de mercurio sobre el medio ambiente, causando daño irreparable
a los cursos de agua, vegetación y animales.

Geografía humana y económica.

La principal característica sudamericana es el gran desequilibrio en su distribución demográfica. Mientras la inmensa mayoría se concentra en la costa, enormes regiones del interior quedan prácticamente deshabitadas. Otra característica del subcontinente sudamericano, es su alta tasa de población urbana: tres de cada cuatro latinoamericanos viven en una ciudad. La selva amazónicas peruana, colombiana y brasileña, no escapa a esta realidad; la mayoría de pobladores de la región amazónica se concentran en las ciudades al pie del río Amazonas: Iquitos, Leticia, Manaos y Belém do Pará. La mayoría de los pobladores son colonos y sus descendientes, de origen blanco, mestizo e indígena.

Las principales actividades económicas que se presentan en el río Amazonas y en su región son la exportación a todo el mundo, del caucho y la madera. También la pesca, es primordial en el territorio amazónico, se presentan varias exportaciones de peces hacia toda la región,en general el Pirarocu.La agricultura y exportación de alimentos, tales como la yuca, el plátano y el maíz y frutas tipicas de la región como, el Copoazú, Carambola, Arazá,Asaí entre otras; hacen parte de la gran variedad de alimentos que produce esta región. Ventajas de conservar la selva amazónica. -Fuente de oxígeno y asimilacion del CO2. -Conserva mucha agua. -Tiene mucha biodiversidad. -Diversidad cultural.


Aborígenes de la Selva Amazonas

Es imposible conocer el número de indios que poblaban la cuenca a la llegada de los conquistadores españoles y portugueses. Pero es seguro que ya entonces no serían muchos, dadas las precarias condiciones de vida y las pocas posibilidades que para la alimentación ofrecía la selva. Cada aldea, de unas 100 personas más o menos, necesitaba grandes extensiones para sobrevivir, produciéndose continuas guerras entre vecinos que mantenían la población en límites aceptables.
Pero la llegada de los conquistadores introdujo un nuevo factor de desequilibrio: el de las enfermedades desconocidas, ante las cuales los indios mostraron una especial sensibilidad. La consecuencia fue que tribus enteras quedaron diezmadas. A esta causa principal habría que añadir la del impacto de la civilización al desarraigar a las tribus indígenas de sus modos de vida tradicionales. Igualmente hay que hacer constar las muertes violentas producidas en los diversos intentos de colonización, sobre todo las causadas, desde comienzos del siglo XX, por los “seringueros”, los recogedores de látex para la producción de caucho, y después por los “garimpeiros” o buscadores de oro y diamantes. La última fase en este declinar de la población indígena se está produciendo con la construcción de la carretera transamazónica, destinada a unir las costas atlánticas con la frontera peruana a lo largo de 5.400 Km. a través de la selva.
En vista de todo ello, el gobierno brasileño creó la Fundación Nacional de Indio (FUNAI), a fin de velar por sus derechos pero en la práctica esta institución ha resultado inoperante. Sólo el clamor y la protestas de mucha gente y el quehace inçesante y abnegado de los hermanos Villa Boas consiguió, en 1961, que se crease e Parque NacionalXingú, en el estado d Mato Grosso, donde se refugiaron alguna tribus en peligro de extinción. Hoy se estima que en los siete millones d< kilómetros cuadrados de la cuenca amazónica hay todavía alrededor de 100.000 indios divididos en unas 150 tribus que se reparten en poblados de unos 60 habitantes.
Mantienen los modos de vida tradicionales, viviendo en «malocas» o chozas, dispuestas ex círculo, que cobijan a tres o cuatro familias y dedicándose a la pesca, a la caza y a cultivó de la mandioca y, en menor medida al del maíz y tabaco. Entre las tribus amazónicas más conocidas se encuentran los jíbaros de los contra fuertes andinos del Ecuador y Perú; loa yanomanos de la vertiente norte de la cuenca, entre Venezuela y Brasil; los amahuacas de las regiones peruanas y brasileñas, entre los ríos Ucayali y Purúa; lcexikrin del sureste de la Amazonia; los xingi~ del parque del mismo nombre, etc. De todos ellos, los jíbaros, famosos por su costumbre de reducir las cabezas de sus enemigos muertos, son los más numerosos.
El hombre blanco, con sus intentos de colonización, se hace presente en algunas pocas poblaciones asentadas a lo largo del curso principal del Amazonas y que son núcleos para la comercialización de los productos de la selva y una especie de avanzadillas de la civilización. Santarém, en la desembocadura del Tapajoz, Manaus, en la del Negro, e Iquitos, poco después de la confluencia del Marañón y el Ucayali, son los únicos centros que merecen el calificativo de ciudades. Su comunicación con el mundo exterior sólo es posible por el aire o por el río. El porvenir de esta inmensa cuenca amazónica, uno de los pocos lugares de nuestro planeta que todavía encierra secretos para el hombre, aparece aún rodeada de muchos interrogantes. La ya citada carretera transa masónica, pese al mal que está haciendo a la población autóctona, ayudará a despejarlos en parte.
No es probable que ayude a fomentar la agricultura o la ganadería, pues, como ya hemos dicho, la fertilidad de esta selva es consecuencia de su clima y no de la tierra. Pero quizás permita llegar a determinados lugares hasta ahora inaccesibles en cuyo subsuelo es posible que existan grandes riquezas minerales. Pero ¿valdrá la pena hacer todo eso? Significará también mucha destrucción. Y el hombre, ese gran creador de bellezas y de maravillas artísticas, tiene asimismo el deber de salvaguardar as maravillas naturales.

Fauna del Amazonas



 Apenas si existen animales grandes, pues la escasez de vegetación a nivel del suelo no permite la presencia de muchos herbívoros, lo que repercute en la falta de carnívoros, aunque ésta no sea total. Pues existen depredadores amazónicos, entre ellos el jaguar, pequeños félidos como el ocelote, el jaguarundi y el tigrillo, omnívoros como el kinkajú o poto, y las conocidas y mitificadas anacondas y boas constrictoras, que suelen mantenerse sumergidas en el agua o cerca de ella. También viven algunos mamíferos herbívoros, como el venadillo omazama, el tapir, el pécari, y roedores gigantes de costumbres más o menos anfibias, como la capibara, las pacas comunes y los coipús.
El mundo de los insectívoros terrestres está representado por dos grandes especies: el oso hormiguero gigante y el tamandúa. Este, con su cola prensil, se desenvuelve perfectamente en el medio arborícola. Resguardados por el alto follaje viven muchas clases de monos y otros animales de cola prensil, como el perezoso tridáctilo, el poto, el puerco espín, el yapok marsupial, etc., y, por supuesto, miles de especies de pájaros de los más vistosos colores. A esta intensa vida aérea corresponde igualmente el variado y multiforme mundo de los insectos, innumerables y de todas clases, desde las grandes mariposas hasta los diminutos mosquitos, pasando por los gigantescos escarabajos, las coloreadas orugas, arañas y múltiples clases de hormigas y moscas. Tan rica como la fauna arborícola resulta la acuática que vive dentro del sistema hidrográfico del Amazonas, pues son mas de 1.500 las especies de peces, en gran parte marinas que se han adaptado a vivir en agua dulce.
De todas ellas, las más conocidas son: la anguila eléctrica, que caza a sus presas inmovilizándolas con una fuerte descarga; el piracurú o arapaima, el mayor pez de la cuenca (puede pesar .hasta más de 100 Kg.) y principal alimento humano de la Amazonia; la raya de agua dulce; los peces gato, como el candirus, de sólo 2 cm. de longitud, parásito de otros peces e incluso del hombre al introducirse por los orificios naturales y permanecer en ellos gracias a las púas de su cabeza, que hacen el oficio de anzuelo, y la temida y voraz piraña, protagonista de algunos terribles relatos que le han adjudicado el nombre de pez asesino, aunque la verdad es que no suele atacar a hombres o a animales si no es azuzada por el olor de la sangre y si se encuentra además en grandes manadas.
También al medio acuático pertenecen ciertos mamíferos, como algunos delfines y los manatíes o sirenas, estos últimos en peligro de extinción por ser objeto de una caza indiscriminada, y asimismo reptiles, como las tortugas y los caimanes, considerados también como grandes depredadores. Pero en la Amazonia hay seres humanos; y a pesar de que los hemos relegado al último lugar, después de hablar de la flora y de la fauna, esos seres, aunque en minoría, merecen la mayor atención.

martes, 4 de septiembre de 2012

Flora del Amazonas

En este ambiente, de auténtico invernadero, la cuenca se halla cubierta en todo tiempo de una vegetación lujuriante, ya que sólo existen dos estaciones pluviométricas, húmedas y secas, que casi no se diferencian, en el alto Amazonas, entre aquel calor húmedo y constante.La selva amazónica no es tan sólo una extensión de enmarañada maleza en la que acechan animales fantásticos y peligrosos.
Es más bien un lugar limpio y en grata penumbra, con espacios amplios y senderos bien trazados que casi hacen que el lugar se parezca a un parque. La causa de tan sorprendente estado de cosas está en la peculiar estructura vertical del bosque amazónico, que no permite que los rayos solares lleguen al suelo. Dicha estructura consta de cinco pisos, el último de los cuales está formado por los árboles más altos (unos 40 m), cuyas copas, abiertas y aireadas, aparecen bastante separadas entre sí. El cuarto piso está constituido por árboles de mediano tamaño y también situados a considerable distancia unos de otros.
En el tercero, la vegetación se cierra e impide la penetración solar a niveles inferiores. Consta de árboles muy apiñados que alcanzan hasta los diez metros de altura. Los dos niveles más próximos al suelo los componen arbustos y matorrales, y hierbas, helechos y renuevos. Algo que llama poderosamente la atención es la uniformidad que se aprecia en la selva amazónica. Es difícil para el profano distinguir unas especies de otras y, sin embargo, la inmutabilidad de las condiciones ambientales, durante miles de años, ha desarrollado una extraordinaria cantidad de especies vegetales adaptadas a todos los lugares imaginables, aunque los individuos de una misma especie se hallan muy distanciados entre sí. Participando y aprovechándose de la citada estructura vertical se encuentran por todas partes las conocidas lianas, adaptadas a las condiciones de vida más dispares. Sin perder el tiempo en construir su propio soporte, las lianas, flexibles como cuerdas, crecen y se estiran en busca del sol, retorciéndose y apoyándose en los árboles. Las hay que alcanzan 200 metros de longitud y se extienden de tal manera que, a veces, dan la impresión de sujetar y sostener a los demás árboles en vez de apoyarse en ellos.
También abundan en todos los niveles las plantas epifitas, o sea, las que crecen sobre otras plantas para estar en mejores condiciones de recibir la luz solar. Muchas de ellas ejercen funciones importantes en la selva, como conservar agua y alimentos (hojas muertas e insectos) después de una tormenta. Entre las epifitas más conocidas se encuentran algunas orquídeas, esas flores tan apreciadas y que en Colombia están consideradas como la flor nacional. Pero no debemos olvidar que la Amazonia es también un universo anfibio, que obliga a las plantas a adaptarse a él para sobrevivir. A lo largo de las cenagosas orillas de los ríos, las raíces de los árboles se elevan como zancos formando intrincados manglares. Otras plantas, como el helecho acuático, flotan en el agua, nutriéndose a través de las hojas, o se instalan en las ramas, como las epifitas ya citadas.
El hecho de que la cuenca amazónica se comporte como un invernadero y goce por ello de una cubierta vegetal siempre verde, hizo creer a los primeros europeos que en ella se adentraron que se hallaban ante un mundo de riquezas inagotables, en el que encontrarían todo lo necesario para vivir. Pero paradójicamente no es así, como lo demuestran el hambre y las penalidades sufridas por los, exploradores de todos los tiempos, la siempre escasa población autóctona amazónica y los pobres resultados obtenidos en la explotación agrícola y ganadera. La explicación de este aparente contrasentido es sencilla. La Amazonia es un terreno antiquísimo que ha permanecido inamovible durante decenas de millones de años, pues por estar situada en una zona ecuatorial no sufrió los efectos de las glaciaciones.
Durante todo este tiempo, las fuertes y abundantes lluvias han tenido ocasión de disolver los minerales, lavar el suelo y empobrecerlo. Sirvan como ejemplo los sistemas de cultivo empleados por los indígenas, que abren pequeños claros o calveros en la selva mediante la tala y quema de la vegetación. Las cenizas aportan sustancias minerales suficientes para dos o tres cosechas, pero luego la tierra queda agotada y, en consecuencia, es abandonada.
No obstante, puede argúirse que los cursos lentos de los ríos y las inundaciones periódicas aportan buenas tierras y abundantes minerales en suspensión. Y así sucede en el caso de los ríos llamados blancos (excepto el Branco) por sus aguas blanco-amarillentas cargadas de lodo y de productos nutritivos. Estos son los que riegan la zona oeste de la cuenca y nacen en los Andes, como el Ucayali y el mismo Amazonas. Por el contrario, los llamados negros (el Negro y sus afluentes) y los de aguas azul-verdosas (el Tapajoz y el Xingú) o verdosas carecen casi por completo de materiales en suspensión. Son los que atraviesan las serranías que separan Brasil de Venezuela o proceden de las zonas montañosas del sur brasileño o de las sierras de Guayana.
La razón de ello hay que buscarla en la diferente antigüedad y, por lo tanto, en la distinta geología, de los Andes, relativamente jóvenes, comparados con las demás formaciones rocosas que bordean la cuenca amazónica, tan antiguas y duras que los ríos las pulverizan muy despacio. Las únicas tierras fértiles de la Amazonia, salvo las zonas de sedimentos marinos de las márgenes del valle inferior, son, pues, las “varzeas” que flanquean los ríos blancos en una extensión de 10 a 100 km.
Ahora bien, si las tierras amazónicas sufren una erosión tan intensa hasta el punto de que el suelo es pobre, sin minerales y con poquísimas bacterias ¿cómo es posible que crezca en ellas una vegetación tan exuberante? Simplemente porque el ciclo alimentario completo de la misma no tiene en cuenta las condiciones del suelo, sino que se realiza sobre él. Parece que la respuesta se halla en la masa de moho que cubre la corteza de los árboles y en los hongos que, asociados a las raíces, trasladan a éstas los nutrientes minerales de las hojas muertas que caen al suelo y de la madera en putrefacción. También los insectos, especialmente las hormigas, que entierran los restos orgánicos que encuentran, las bacterias y los gusanos cumplen un papel importante en la nutrición de las plantas.

Introducción de la Selva Amazonica


La Amazonia, también denominada Amazonía, es una vasta región de la parte central y septentrional de América del sur que comprende la selva tropical de la cuenca del Amazonas. La adyacente región de las Guayana también posee selvas tropicales, por lo que muchas veces se le considera parte de la Amazonia.

Esta selva amazónica es el bosque tropical más extenso del mundo. Se considera que su extensión llega a los 6 millones de km² repartidos entre nueve países, de los cuales brasil y el Perú poseen la mayor extensión de la Amazonia, seguidos por Colombia, Bolivia,Ecuador, Guyana , Venezuela, Suriname y la Guayana Francesa. La Amazonia destaca por ser una de las ecorregiones  con mayor biodiversidad en el mundo.

la selva


  imagen de la selva (google earth)