A inicios del siglo pasado, la producción de caucho estaba monopolizada por los ingleses y holandeses, que aprovechando la escasez de éste en América, lo distribuían al precio que querían. El magnate de los automóviles, Henry Ford, necesitaba millones de neumáticos para sus coches, por lo que él era el más perjudicado por los arbitrarios precios de los distribuidores de caucho. Harto de pagar sobreprecios, Ford decidió empezar a producirlo, y para esto se le ocurrió una faraónica idea: crearía en América la mayor planta de producción de caucho del planeta.
Puso su proyecto en marcha y en 1929 contrató a un brasileño de apellido Villares, nativo del Amazonas, quien se encargaría de estudiar el lugar más apropiado para establecer la fábrica. Brasil parecía ser la opción ideal, tomando en cuenta que ya se producía incipientemente caucho en la selva amazónica, y las cosechas podrían ser enviadas a las fábricas de neumáticos en los Estados Unidos por el Atlántico.
Siguiendo los consejos de Villares, Henry Ford compró 25.000 km² de terreno en medio de la selva brasileña, a orillas del río Amazonas. Desde los Estados Unidos salió una flota de barcos llevando maquinaria pesada para la remoción de tierras, tractores, excavadoras, casas prefabricadas y todo lo necesario para armar una fábrica de hielo y hasta una locomotora con sus respectivas rieles. Cientos de trabajadores arrasaron en poco tiempo la vegetación y comenzaron a construir Fordlandia en el corazón de la selva.
La idea de Ford era convertir a su nuevo proyecto en unos EE. UU. en miniatura, por lo que este pequeño oasis también contaría con su respectivo campo de golf, iglesia, planta de energía eléctrica, un moderno hospital, una biblioteca, un hotel, y el diseño sería cuidadosamente trabajado con unas bonitas casas de madera tipo americano con sus respectivos jardines y con sus calles y aceras bien delineadas.
En poco tiempo su utopía se hizo realidad, la pequeña ciudadela se fue poblando y de a poco llegaron a instalarse todo tipo de negocios complementarios como sastrerías, tiendas y panaderías. Se había erigido una próspera comunidad y en sus calles perfectamente pavimentadas podían verse circulando algunos autos modelo Ford-T.
Henry Ford no quiso contratar botánicos especialistas para sembrar el caucho en sus nuevas plantaciones, únicamente decidió confiar en la capacidad de los ingenieros de su empresa, quienes al no tener un conocimiento profundo del tema, hicieron lo que les pareció correcto y sembraron aproximadamente 500 árboles por km², cuando lo ideal era sembrar solo 20 unidades en esa cantidad de terreno.
En diciembre de 1930, tras un año de haber trabajado en horarios incómodos, soportando un desagradable “estilo de vida saludable” y hartos de varias indigestiones debido a esa extraña comida, se produjo un violento levantamiento de trabajadores en el comedor, donde empezaron a hacer bulla con las tazas y cubiertos, siguiendo con la destrucción de la vajilla. Los administradores norteamericanos estaban tan asustados que llegaron a refugiarse en los bosques, ya que algunos fueron perseguidos por trabajadores armados con machetes.
En 1933 Henry Ford recién se animó a contratar a un experto botánico, quien luego de evaluar la situación, convenció al magnate de que el terreno no cumplía con las condiciones para que se dé una buena cosecha. La humedad y el terreno montañoso habían sido terribles para las plantas, pero excelente para las plagas. Además había un pequeño gran detalle del cual nadie se había percatado, el dueño anterior de esas tierras había sido el Sr. Villares, el mismo al que Henry Ford había contratado para elegir el sitio de la plantación, quien le pintó grandes expectativas del sitio, con tal de deshacerse de ese terreno inútil.
El obstinado Ford no se amilanó y compró en otro sitio de la selva tierras más planas y menos húmedas, que fueron mucho más adecuadas para sus plantaciones de caucho y hasta importó algunas especies asiáticas de dicho árbol. A este nuevo sitio lo llamó Belterra, y aunque el proyecto volvía a empezar desde cero, parecía más prometedor que el anterior. El proceso fue lento, y la plantación se demoró 10 años en dar sus primeros frutos, produjo 750 t de látex en 1942, mucho menos que las expectativas iniciales que eran de 38.000 t.
Después de todo lo que se había invertido, y ahora que por primera vez sus tierras empezaban a producir, los científicos acababan de desarrollar el caucho sintético y a un valor mucho más bajo que el vegetal. Esta fue la razón para que en 1945, Henry Ford se retire del negocio del caucho, habiendo perdido más de US$ 20 millones de dólares.
Imágenes de Fordlandia.
Muelle de Fordlandia. Casa tipo Americana en medio de la Selva. Zona Residencial en la Selva.
Vídeos de Forlandia
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